La poda y recorte de setos es una de las labores clásicas dentro del jardín. Para su realización se requiere una serie de conocimientos técnicos.
Los setos pueden ser de forma libre, recortados o tallados. Por el tipo de planta que lo componen, de hoja caduca o perenne y de coníferas o de frondosas.
Hay que distinguir la poda de formación y la poda de recorte.
-Poda de formación. En este primer estadio lo más conveniente es dejar crecer libremente a las plantas, procurando que tengan un buen desarrollo y estén bien regadas y abonadas. Solo las ramas que crezcan anormalmente o estén enfermas o dañadas se deben eliminar.
Cuando las ramas superen o sobrepasen la altura o la anchura que previamente hemos determinado para el futuro seto, deben recortarse. En altura se puede empezar a podar unos centímetros antes de llegar a la altura definitiva e ir cada año subiendo hasta ella (unos 20 cm). En anchura se suele recortar a la medida definitiva.
Hay que procurar que la parte baja del seto se desarrolle también uniformemente, evitando sombreos de la parte alta.
Para setos formales, salvo circustancias especiales o por gusto, la forma rectangular o trapezoidal es la más usada. La trapezoidal tiene la ventaja de que la luz llega de igual forma a la parte baja favoreciendo el desarrollo uniforme de toda la estructura. En la rectangular, en zonas de menor insolación, la parte baja puede ralear por falta de luz.
-Poda de recorte. Una vez que hemos llegado a la altura y anchura que deseamos, se intensifican los recortes, eliminando los brotes nuevos que han ido saliendo.
Dependiendo del tipo de seto y de su crecimiento serán necesarios más o menos recortes. En general, en zonas frías, un par de recortes es suficiente, aunque tres sería lo ideal. En zonas cálidas, con épocas de crecimiento más largas, hasta cinco recortes se podrían hacer.
En el caso de plantearse dos recortes, el primero se haría en pleno crecimiento primaveral o de inicio de verano; el segundo se retrasaría al otoño, cuando la planta está entrando en parada. Con esto ¿qué conseguimos? Con el primero reducir el crecimiento y espesar el seto; con el segundo, dar la forma que va a mantener durante toda la parada invernal hasta el nuevo crecimiento.
Si se hiciera un tercer recorte se haría en verano para conservar la forma y espesar la hoja.
En el caso de cuatro o cinco intervenciones habría que espaciarlas según el desarrollo de la época de crecimiento.
En setos irregulares o libres, suele ser suficiente con una intervención otoñal quedando las plantas podadas durante la parada. Como suelen mezclarse las especies en estos casos, puede ser necesaria otra intervención en verano o de manera puntual, según haya o no floración o el desarrollo de algunas especies sea muy fuerte.
En setos tallados habría que ceñir un poco más la época y el número de recortes según la especie y el resultado artístico que se quiere dar.
-Realización. Para que la poda salga con la forma que hemos previamente decidido, es conveniente ayudarse de cuerdas que nos vayan indicando a qué altura y en qué dirección podar.
Lo más práctico es empezar por los laterales y luego acometer la parte alta, donde puede ser necesario ayudarnos de andamios o escaleras. Al hacerlo así, se evita cortar más brotes de los necesarios en la parte alta (más incómoda) y se va viendo el resultado de la forma definitiva del seto.
No hay comentarios :
Publicar un comentario